A los 30 años el atleta de la mítica camiseta con el número 23 ya tenía un exito arrollador.

Luego de la muerte de su padre, se retiró de las grandes ligas, pero su talento único y su brillante trayectoria aún no habían concluido. Fue nuevamente convocado a unirse a la NBA que ansiosa esperaba el regreso del jugador estrella.

Como curiosidad leí por ahí que no le gustaba perder y jamás se rendía. Jugaba al poker y al golf con el mismo ENTUSIASMO de ganar como lo hacía en el deporte de alto rendimiento y siempre expuesto a las críticas.

Sin embargo, antes de su regreso debía atravesar el duelo por la pérdida de su padre y que no lograba conectar con su talento ni podría centrarse en la estrategia del juego. Precisaba ayuda inmediata!!!

¿Adivinen qué?

Le asignaron una rutina con un Instructor para aprender a Meditar!!!
Al inicio dijo que no funcionaba pero como buen atleta no renunció, sino que RE Enunció, es decir: se conectó desde un lugar diferente a como venía haciéndolo...y tanto vá el cántaro a la fuente que...Michael sintió los efectos benéficos de la práctica meditativa volviendo a ser no sólo el jugador estrella que la gente esperaba sino  que logró vencer sus propios demonios internos: convirtiéndose en el héroe del equipo y lo más importante:  su propio HEROE.

No eres lo que logras, eres lo que superas!!!